La Villa de Baiona, turística y marinera, está situada al sur de las Rías Baixas, protegida de mar abierto por una preciosa bahía. Su situación es inmejorable para el abrigo de las embarcaciones deportivas y de pesca. Su clima se caracteriza por suaves temperaturas durante todo el año. Su casco antiguo, fue declarado «Conjunto de Interés Histórico Artístico» por la Xunta de Galicia el 1º de marzo de 1993, V Centenario de la Arribada de la Carabela Pinta a Baiona, con la noticia del Descubrimiento de América.
El ayuntamiento lo componen cinco parroquias: Baíña, Belesar, Baredo, Santa Cristina de la Ramallosa y Baiona. Cada una con una identidad propia y todas juntas conforman la amplia oferta de la Villa. La piedra de sus calles y edificios y el aroma salado del mar, así como el verde de sus campos y montes, consiguen convertir a Baiona en un lugar especial para lo disfrute de los más exigentes. El municipio cuenta además con casi cuatro kilómetros de playas, en las que se puede disfrutar de maravillosas jornadas, tomando el sol, o realizando cualquiera de las actividades náuticas que se organizan en el municipio.
El monte de la Groba (648 m), el punto de mayor altitud del municipio y forma parte de la sierra del incluso nombre. Allí está el amplio mirador del Cortelliño, desde lo que las Rías Baixas semejan una sobria y colorista acuarela. El esteiro del río Miñor se extiende desde la ponte de la Ramallosa hasta su entrada en la ría de Baiona, al lado de la playa de la Ladera. El esteiro, que tiene partes arenosas y marismas, está poblado principalmente por xuncos y plantas salinas. Apenas está bordeado por bosque de ribera, excepto la zona próxima a la playa, en la que abondan los pinos.
VALORACIÓN DEL JURADO
- Aunque dispone de un caso urbano muy humanizado y peatonal, se desvía la atención a todo el entorno natural, donde la zona de Cortellino destaca como potencial paisajístico. Destaca por la presencia de elementos vegetales singulares y la buena praxis en el marco del medio ambiente y la sostenibilidad. Los espacios entre las edificaciones son inspiradores. Sencillas zonas verdes, con césped y mezcla de variedades de árboles. Una buena solución para solventar la presión de una mayor densidad de edificaciones. Consigue un buen porcentaje de parques y jardines en relación al número de habitantes. Por último hay que mencionar las iniciativas municipales de uso turístico de los espacios verdes.